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COLABORACION CUBA-HAITI

LAS ACCIONES DE COOPERACION E INTERCAMBIO ENTRE LAS REPUBLICAS DE HAITI Y DE CUBA EN LOS DIVERSOS CAMPOS DE LA ECONOMIA, LA SALUD, LA EDUCACION, LA CIENCIA, LA TECNICA Y OTRAS.

Wednesday, September 20, 2006

LOS HAITIANOS Y SUS DESCENDIENTES EN LA COLABORACION MUNDIAL CUBANA

Según anuncios realizados, Cuba mantiene 25 000 trabajadores de la salud colaborando en el mundo en el 2006.

La historia de este gesto solidario cubano data desde prácticamente los primeros años del triunfo revolucionario.

El líder de la Revolución Fidel Castro Ruz hizo, en su discurso por el Primero de Mayo, Dí Internacional de los Trabajadores, se refirió a estas acciones:

"En ningún otro pueblo se enraizó tanto el espíritu de solidaridad internacional.

"Nuestro país apoyó a los patriotas argelinos en su lucha contra el colonialismo francés, a costa de afectar las relaciones políticas y económicas con un país europeo tan importante como Francia.
"Enviamos armas y combatientes para defender a Argelia contra el expansionismo marroquí cuando el rey de ese país quiso apoderarse de las minas de hierro de Gara Yebilet, en las proximidades de la ciudad de Tinduf, al sudoeste de Argelia.

"El personal completo de una brigada de tanques montó guardia a solicitud de la nación árabe de Siria entre 1973 y 1975 frente a las Alturas del Golán, cuando esa parte del territorio fue injustamente arrebatada a aquel país.

"El líder de la República del Congo recién alcanzada su independencia, Patricio Lumumba, acosado desde el exterior, recibió nuestro apoyo político. Asesinado éste por las potencias coloniales en enero de 1961, prestamos ayuda a sus seguidores.

"Cuatro años después, en 1965, sangre cubana se derramó en la zona occidental del lago Tanganyika, donde el Che, con más de cien instructores cubanos, apoyaron a los rebeldes congoleses que luchaban contra mercenarios blancos al servicio de Mobutu, el hombre de Occidente, cuyos 40 mil millones de dólares robados no se sabe en qué bancos europeos están guardados, ni en poder de quién.

"Sangre de instructores cubanos se derramó entrenando y apoyando a los combatientes del Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde que, bajo el mando de Amílcar Cabral, luchaban por la independencia de estas antiguas colonias portuguesas.

"Otro tanto ocurrió durante diez años ayudando al MPLA de Agostinho Neto en la lucha por la independencia de Angola. Alcanzada esta, y a lo largo de 15 años, cientos de miles de voluntarios cubanos participaron en la defensa de Angola frente al ataque de las tropas racistas sudafricanas que, en complicidad con Estados Unidos y utilizando la guerra sucia, sembraron millones de minas, arrasaron aldeas completas y asesinaron a más de medio millón de hombres, mujeres y niños angolanos.

"En Cuito Cuanavale y en la frontera de Namibia, al sudoeste de Angola, fuerzas angolanas y namibias y 40 mil soldados cubanos asestaron un golpe definitivo a las tropas sudafricanas, que contaban entonces con siete bombas nucleares suministradas o ayudadas a producir por Israel con pleno conocimiento y complicidad del gobierno de Estados Unidos. Esto significó la inmediata liberación de Namibia, y aceleró tal vez en veinte o veinticinco años el fin del apartheid.

"A lo largo de casi 15 años, Cuba ocupó un lugar de honor en la solidaridad con el heroico pueblo de Viet Nam, en una guerra bárbara y brutal de Estados Unidos, que mató a cuatro millones de vietnamitas, aparte de la cifra de heridos y mutilados de guerra; que inundó su suelo de productos químicos que han causado incalculables daños aún presentes. Pretexto: Viet Nam, un país pobre y subdesarrollado, situado a 20 mil kilómetros de Estados Unidos, constituía un peligro para la seguridad nacional de ese país.

"Sangre cubana se derramó junto a la sangre de ciudadanos de varios países latinoamericanos, y junto a la sangre cubana y latinoamericana del Che, asesinado por instrucciones de los agentes de Estados Unidos en Bolivia, cuando se encontraba herido y prisionero y su arma había sido inutilizada por un balazo en el combate.

"Sangre cubana de obreros de la construcción que estaban ya a punto de concluir un aeropuerto internacional que era vital para la economía de una pequeñísima isla que vivía del turismo, se derramó combatiendo en defensa de Granada, invadida por Estados Unidos con cínicos pretextos.

"Sangre cubana se derramó en Nicaragua cuando instructores de nuestras Fuerzas Armadas entrenaban a los bravos soldados nicaragüenses que enfrentaban la guerra sucia organizada y armada por Estados Unidos contra la Revolución sandinista.
Y no he citado todos los ejemplos.

"Pasan de dos mil los heroicos combatientes internacionalistas cubanos que dieron su vida cumpliendo el sagrado deber de apoyar la lucha de liberación por la independencia de otros pueblos hermanos (Aplausos). En ninguno de esos países existe una propiedad cubana.

"Ningún otro país en nuestra época cuenta con tan brillante página de solidaridad sincera y
desinteresada.

...

"Más de medio millón de cubanos cumplieron misiones internacionalistas como combatientes, como maestros, como técnicos o como médicos y trabajadores de la salud. Decenas de miles de estos últimos han prestado servicios y salvado millones de vidas a lo largo de más de 40 años. En la actualidad, tres mil especialistas en Medicina General Integral y otros trabajadores de la salud laboran en los lugares más recónditos de 18 países del Tercer Mundo, donde mediante métodos preventivos y terapéuticos salvan cada año cientos de miles de vidas, y preservan o devuelven la salud a millones de personas sin cobrar un solo centavo por sus servicios (Aplausos).

"Sin los médicos cubanos ofrecidos a la Organización de Naciones Unidas en caso de obtener esta los fondos necesarios —sin los cuales naciones enteras y hasta regiones completas del África Subsahariana corren el riesgo de perecer—, los imprescindibles y urgentes programas de lucha contra el SIDA no podrían realizarse.

"El mundo capitalista desarrollado creó abundante capital financiero, pero no ha creado el más mínimo
capital humano que el Tercer Mundo desesperadamente necesita.

"Cuba ha desarrollado técnicas para enseñar a leer y escribir por radio con textos hoy elaborados en cinco idiomas: creole, portugués, francés, inglés y español, que ya están siendo puestos en práctica en algunos países. Está a punto de concluir un programa similar en español, de excepcional calidad, para alfabetizar por televisión. Son programas ideados por Cuba y genuinamente cubanos. No nos interesa la exclusividad de la patente. Estamos en disposición de ofrecerlos a todos los países del Tercer Mundo, donde se concentra el mayor número de analfabetos, sin cobrar un solo centavo. En cinco años los 800 millones de analfabetos, a un costo mínimo, podrían reducirse en un 80 por ciento.

...

"Cuba, que fue el primer país en solidarizarse con el pueblo norteamericano el 11 de septiembre del 2001, fue también el primero en advertir el carácter neofascista que la política de la extrema derecha de Estados Unidos, que asumió fraudulentamente el poder en noviembre del año 2000, se proponía imponer al mundo".

En cada una de estas epopeyas de solidaridad cubana en el mundo han estado presente los haitianos y sus descendientes radicados en Cuba.

LA COLABORACION CUBA-HAITI

La República de Haití restableció sus relaciones diplomáticas con la República de Cuba el 6 de febrero de 1996, el último día de mandato del presidente Jean Bertrand Aristide.

Primero se abrió la representación cubana en Puerto Príncipe y el 7 de febrero de 1998, se dejó inaugurada la sede haitiana en La Habana.

En ocasión del azote del ciclón Georges a República Dominicana y Haití, el Comandante en Jefe Fidel Castro lanzó durante su discurso de clausura del Congreso de los Comités de Defensa de la Revolución en septiembre de 1998, la iniciativa de brindar ayuda médica a los países e Centroamérica y del Caribe en atención a los estragos sufridos por el fenómeno climatológico.

Ese ofrecimiento comenzó a materializarse. El 4 de diciembre de 1998, por solicitud del Gobierno Haitiano comienzan a arribar al país los primeros médicos cubanos agrupados en brigadas, que hasta el número de 15 llegaron de forma escalonada.

Varios encuentros, seminarios e intercambios allanaron el camino para que, en noviembre de 1998, durante la visita del Presidente René Preval a Cuba, se creara la Comisión Mixta de Cooperación Cuba-Haití para profundizar los nexos y colaboración mutua. Esa Comisión abordó los temas referidos a la agricultura, la educación, la salud, el turismo, la pesca, el desarrollo de la mujer, el trabajo con la juventud, la cultura, los deportes y las relaciones comerciales.

Junto con el presidente Preval viajaron hacia Haití cuatro expertos de la salud cubanos que realizaron un estudio sobre el terreno sobre la situación y los pasos inmediatos para esa ayuda médica.

El primer grupo de colaborantes lo constituyeron 44 médicos que se ubicaron en el Departamento de la Grand ¨Anse el cinco de diciembre del propio año 1998. Luego siguieron incorporándose más brigadas hasta que el 17 de marzo de 1999 ya habían cerca de 400 cubanos (385 profesionales y técnicos) ejerciendo la medicina en esas tierras. Esta era la fase introductoria del proyecto que incluía a los nueve Departamentos del país, la Coordinación Sanitaria de Nippe y el Hospital Universitario Estatal de Haití y 72 comunidades.

Una segunda visita del presidente Preval a Cuba, en junio de 1999, fue ocasión propicia para hacer una valoración conjunta del trabajo de ese primer semestre, que fue calificado de positivo, y las dos partes acordaron incrementar la colaboración.

En el ámbito de aplicación de los acuerdos fueron identificados como áreas de prioridad los sectores de la salud, la educación, la agricultura y sus derivados y la alfabetización.

El programa de apoyo del sistema haitiano de Salud Pública alcanzó la cifra de 500 colaboradores médicos cubanos.

Desde septiembre de 1999 se comenzó, entonces, la fase de extensión del proyecto en la cual se estimaba llegar el 31 de marzo del 2000 a la cifra de 800 participantes cubanos.

Esta fase de extensión aspiraba ubicarse en el primer nivel de atención, similar a la cobertura que brinda el Médico de la Familia en Cuba.

Se trabajó fuerte por reducir los indicadores negativos de salud en cuanto a la mortalidad materna e infantil, aspirándose reducirla a la mitad. También se desarrolló la campaña nacional de vacunación con cinco tipos de vacunas, en la que participaron el ciento por ciento de los brigadistas.

El proyecto era mixto porque, además de la atención médica en Haití, abarcaba la formación médica en Cuba, con unos primeros 120 estudiantes que se ampliaron desde el cuatro de febrero del 2000 con otros 122, radicados en Santiago de Cuba.

Todas las autoridades haitianas se mostraron satisfechas de la participación cubana por la labor de los profesionales y técnicos, tanto por la cantidad de pacientes atendidos como por la calidad de su trabajo.

Así se constató en la Segunda Sesión de la Comisión Mixta de Cooperación Cuba-Haití celebrada en Puerto Príncipe a mediados de enero de 2000, y que a frente tuvo a Román Rodríguez, ministro de la Pesca en la época, y por la parte haitiana por Anthony Dessource, entonces ministro de la Planificación y de la Cooperación Externa.

Durante esa Sesión se pasó revista al avance logrado en distintas esferas, en particular, la agricultura, la salud, la pesca y el transporte.

El presidente Preval dio a conocer la satisfacción del Ejecutivo por los resultados concretos y positivos de la cooperación Cuba-Haití, mencionando los numerosos expertos que aportan igualmente una contribución considerable en el sector de la agricultura, la juventud, las deportes y otros.

Estos vínculos bilaterales Cuba-Haití se inscriben en el ámbito de las relaciones Sur-Sur.

A la altura del siete de febrero de 2000 se firmaron los protocolos sobre la habilitación de material y equipo para 300 dispensarios, por el monto de 2 800 000 dólares, y el miércoles 9 de febrero arribaron a Haití cuatro barcos de pesca con su tripulación, que estuvieron por un término de un año adiestrando a trabajadores haitianos en esa técnica.

La presencia de la colaboración cubana se manifestaba también en el proceso de restauración en el central azucarero de Darbon, con 30 especialistas cubanos laborando allí. Un grupo de otros 20 cubanos trabajaron como médicos veterinarios en el marco de la implantación del programa de control sanitario de enfermedades.

La ampliación del programa nacional de alfabetización por radio contó con la colaboración de especialistas cubanos y alcanzaría la cifra de 20 000 haitianos participantes.

En la piscicultura se desarrolló un amplio programa de colaboración y de desarrollo de la pesca. Unos 42 millones de larvas de pescado fueron trasladados hacia Haití. Igualmente varios estudiantes haitianos son becarios en la Escuela de Pesca cubana para estudiar carreras afines.

A la altura del comienzo del siglo XXI sumaban 371 los estudiantes haitianos que estudiaban en la Escuela Caribeña de Medicina, en Santiago de Cuba, 40 en la Escuela Internacional de Cultura Física además de otros estudiantes en el Instituto Superior de Ciencia Animal de la Habana, la Ciudad Universitaria José Antonio Echevarría, la Universidad de la Habana y en otros centros universitarios cubanos.

El 10 de noviembre de 2001 fue inaugurada la nueva Facultad de Medicina de Puerto Príncipe, con la asesoría de profesores cubanos.

La colaboración cubana con Haití en el campo de la salud presentaba los siguientes aspectos en el año 2003:

"En la República de Haití se encuentran brindando su apoyo solidario dentro del Programa Integral de Salud 551 cooperantes internacionalistas (17 de septiembre del 2003). Están ubicados en los 9 departamentos sanitarios y el Distrito Sanitario Especial de Los Nippes, en 85 de las 133 comunas con que cuenta el país y en 124 asentamientos diferentes. El Departamento del Nordeste tiene cubierta todas sus comunas por la Cooperación Médica Cubana.

Se encuentran laborando en el país 318 médicos, de ellos 112 son Especialistas de Medicina General Integral y 72 residentes de esta especialidad, que en todos los casos son miembros del Contingente Médico de Excepcional Rendimiento Integral". (Sitio sobre Estadísticas de salud en Cuba).

En una entrevista publicada por el periódico Juventud Rebelde el primero de enero de 2004, Marie-Andrine Constant, a la postre embajadora de la República de Haití en Cuba, declaró:

"Existe un respeto mutuo entre los dos gobiernos y se afianza la amistad entre nuestros pueblos.

“En ese sentido también funciona la colaboración entre los dos países, basada en ese respeto. Cuba ofrece lo que necesitamos, Cuba no impone, Cuba comparte. Cuba propone cuando aprecia que tenemos carencias y brinda su ayuda, pero en una atmósfera de total respeto.

“Y considero que es esencial en toda colaboración, pues da dignidad a la persona receptora, que se siente valorada en su cultura, en sus necesidades.

“Cuando un cubano va a Haití es recibido con gran alegría, se produce un hecho similar al que manifestamos cuando le abrimos las puertas de casa a un hermano o una hermana".

Y sobre uno de los resultados de esta colaboración declaró:

"Tenemos 744 estudiantes haitianos en Cuba, alrededor de la mitad están en Santiago, otra parte en Ciudad de La Habana, Camagüey, Ciego de Ávila, y Guantánamo.

“Los resultados que se obtienen son halagüeños y nos enorgullecen mucho, cada año los estudiantes nuestros salen entre los mejores en el campo académico. Hay egresados con Diploma de Oro. Eso es un motivo de satisfacción”.

Desde el año 2005 unos 600 haitianos han sido beneficiados en la Operación Milagros.

Profesores cubanos asesoran el programa de alfabetización por radio que ya cuenta con 110 000 haitianos participantes.

En el año 2006 se han planteado nuevas áreas para la colaboración Cuba-Haití y el intercambio solidario. En el terreno de la salud se han realizado más de ocho millones de consultas y 100 000 operaciones en seis años de esta labor.

Así mismo, tanto por declaraciones del presidente electo René Preval como por autoridades cubanas, se ha significado la elevación de este intercambio en los terrenos de la educación, la agricultura y la rama energética.

La medicina veterinaria, la industria azucarera, el deporte, entre otros, se suman a esas áreas de colaboración.

La Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) de Cuba sostiene nexos con asociaciones campesinas haitianas como FONKOZE y FONDUA.

En este año 2006, 128 jóvenes haitianos formados en Cuba como médicos trabajan en Haití y se mantenían otros 892 estudiando en la Escuela de Medicina y en otras disciplinas. A ellos se agregaron otros 60 que llegaron acompañando al presidente electo René Preval en su visita a Cuba en mayo de este año.

FIDEL CASTRO: "HAY QUE AYUDAR A HAITI"

(DISCURSO DE CLAUSURA DEL V CONGRESO DE LOS COMITÉS DE DEFENSA DE LA REVOLUCIÓN
Palacio de las Convenciones. La Habana, Cuba, 28 de septiembre de 1998)

Y voy a añadir algo más. Queda Haití.

Bien, se está hablando de un número de víctimas, alrededor de 100 muertos. Se habla de un número de desaparecidos; quizás muchos de ellos vayan para la lista de los muertos. Han reportado 100 muertos con motivo del huracán. ¿Por qué no se ayuda a ese país? Se lo pregunto a la comunidad internacional. ¿Cuándo van a ayudar a ese país, en dos palabras? ¿Y quiere saber la comunidad internacional cuántas vidas pueden salvarse? Aprovecho esta ocasión dramática del huracán para plantearlo.

Los ciclones dramatizan, pero sobre este país hay un permanente huracán, como este o peor, que mata todos los días casi a tanta gente como la que el huracán mata en un día, y parto de datos precisos y exactos.

Le pregunto a la comunidad internacional: ¿Quieren ayudar a ese país, invadido e intervenido militarmente no hace mucho tiempo? ¿Quieren salvar vidas? ¿Quieren dar una prueba de espíritu humanitario? Hablemos ahora del espíritu humanitario y hablemos de los derechos del ser humano.

Nosotros les decimos: Sabemos cómo se pueden salvar 15 000 vidas todos los años, o en dos palabras: cómo se pueden salvar alrededor de 25 000 vidas en Haití todos los años. Se conoce que cada año mueren 135 niños de 0 a 5 años por cada 1 000 nacidos vivos. Repito: 135 niños de 0 a 5 años
por cada 1 000 nacidos vivos.

Un programa de salud --esto lo hemos hablado nosotros con algunos dirigentes políticos que han visitado nuestro país-- podría salvar a
15 000 de esos niños, y, en un cálculo muy conservador, otras 10 000 vidas más de niños entre 5 y 15 años y de jóvenes y adultos pueden salvarse sin grandes gastos.

¿Por qué a partir de esta amarga experiencia, de este daño que sufre ese país, que nos viene a recordar la larga tragedia de ese pueblo, no se le ayuda en ese campo?

Partiendo de la premisa de que el gobierno y el pueblo de Haití aceptarían gustosos una importante y vital ayuda en ese campo, proponemos que si un país como Canadá, que tiene estrechas relaciones con Haití, o un país como Francia, que tiene estrechas relaciones históricas y culturales con Haití, o los países de la Comunidad Económica Europea, que
están integrándose y ya tienen el euro, o Japón, ponen los medicamentos, nosotros estamos dispuestos a poner los médicos para ese programa (Aplausos), todos los médicos que hagan falta, aunque haya que enviar una graduación completa o el equivalente.

Este país, que cuenta con más de 60 000 médicos y que puede decir con orgullo que tiene el más alto per cápita de médicos del mundo; que formó médicos calculando incluso necesidades del Tercer Mundo donde hemos enviado a muchos de nuestros profesionales de la salud, que han creado
incluso facultades universitarias en varios de ellos, dispone de los médicos necesarios para el programa que proponemos.


Nos reunimos con los que están allá en Sudáfrica, una prueba elocuente de que la cuestión del idioma no es una dificultad. Nuestros médicos que fueron a Sudáfrica tuvieron que estudiar inglés y pasar un duro examen. Hay alrededor de 400, están como profesores, incluso, varios de ellos. Sabemos el aprecio que les tienen, todas las aldeas están pidiendo médicos cubanos. Cuando ellos llegaron a las aldeas, allí no se hablaba inglés —las aldeas de los sudafricanos donde están nuestros médicos no hablan inglés— y en un tiempo brevísimo nuestros médicos se adaptaron a
aquella situación, aprendieron el dialecto de las aldeas y prestan excelente servicio. Así, el francés o el patois que se habla en Haití, con un mínimo técnico, con unos libritos, por el camino aprenden la terminología necesaria para entenderse con los pacientes, ese no es un problema; es más complicado el inglés.

Pero, además, hay un ejemplo: decenas y decenas de miles de haitianos a principios de este siglo, en las primeras décadas viajaron a Cuba a cortar caña y a trabajar como semiesclavos, y eso no fue un obstáculo para que cortaran toda la caña que necesitaban las transnacionales
norteamericanas y los que empleaban a aquellos haitianos.
Para explotarlos no hacía falta conocer su idioma, como tampoco estos países de habla inglesa o de habla española necesitaban conocer el idioma de las aldeas de Africa para traer a trabajar a millones y millones de africanos que fueron esclavizados y crearon incalculables fortunas a sus
dueños.

Para prestar salud a un enfermo y salvar vidas no hace falta conocer previamente el idioma de la aldea. La historia lo ha demostrado, aparte de nuestra experiencia reciente.

En estos programas lo más difícil es obtener el personal humano y nosotros tenemos el personal humano. Estoy seguro de que no faltarán voluntarios entre nuestros jóvenes médicos, estoy absolutamente seguro (Aplausos prolongados), y son médicos que van a las montañas, van a los campos y van a donde sea. Están allá en las aldeas de Sudáfrica (Uno
del público le dice: "¡Y sangre, si hace falta!") (Aplausos.)

Aprovecho esta ocasión, este momento, cuando todavía viven esos pueblos bajo el trauma de lo ocurrido, para proponer este programa para ser dirigido por una institución de Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud.

Haití no necesita soldados, no necesita invasiones de soldados; lo que necesita Haití son invasiones de médicos para empezar, lo que necesita Haití, además, son invasiones de millones de dólares para su desarrollo. Eso no lo tenemos nosotros, pero lo tienen de sobra los organismos
internacionales: lo tiene el Banco Mundial, lo tienen las otras instituciones y lo tiene Occidente, con capacidad suficiente para dar un ejemplo de humanidad. Ese es el país que se encuentra entre los más pobres del mundo y es el más pobre de América Latina, sin discusión: poco espacio, tierra erosionada, montañas deforestadas, zonas pesqueras
agotadas. Ha motivado acuerdos de Naciones Unidas, invasiones militares autorizadas por Naciones Unidas y ejecutadas por brigadas aerotransportadas de Estados Unidos.



Ese país no necesita brigadas aerotransportadas, lo que necesita desesperadamente son brigadas de médicos. Los médicos podemos suministrárselos; otros que envíen maestros y otros que envíen los recursos indispensables para la escuela, infraestructura de hospitales y para el desarrollo de ese país. ¿Para cuándo lo van a dejar?

Que no nos digan que vamos allí a adoctrinar a los haitianos, porque nuestros médicos no han adoctrinado a nadie en las aldeas de Sudáfrica, ni en las decenas y decenas de países donde han trabajado, empezando por
Argelia desde muy temprano. Allá fueron los médicos. Los primeros médicos que salieron de aquí, realmente fueron para Argelia, muy al principio de la independencia. Y cuando nada más teníamos unos 3 000 médicos, porque nos habían llevado a los demás, la Revolución les abrió las puertas de Estados Unidos que quería dejar a nuestro pueblo sin médicos. Sin la Revolución no les habrían dado ninguna visa a los que estaban aquí sin empleo el día del triunfo, sin posibilidades, siquiera, de ir a cualquier lugar.

En Argelia se realizó la primera misión internacionalista que hicieron nuestros médicos. Alrededor de 25 000 médicos y personal de la salud han pasado por decenas y decenas de países de todo el mundo. Y queda hecho el planteamiento, lo sometemos a la consideración de los países o grupos de
países que he mencionado, independientemente de la apelación que hacemos a que ayuden a Santo Domingo y a las demás islas que he mencionado antes.

El caso crítico, crítico, crítico es realmente el de Haití, un clarísimo caso donde con un programa de salud relativamente modesto se podrían salvar 15 000 niños menores de cinco años reduciendo la mortalidad infantil de cero a cinco años a 35 por cada 1 000 nacidos. Nosotros
tenemos 9,4, casi cuatro veces menos. Ya para reducir esa cifra a menos de 20 se requiere una medicina más sofisticada; pero reducir esa mortalidad hasta 35 ó 30 es relativamente fácil.

¿Cuántas madres podrían salvarse de las que mueren en el parto, y cuántas personas de cualquier edad que mueren de enfermedades infecciosas, que son típicas de estos países tan pobres, o de otras enfermedades, perfectamente prevenibles o curables? Hago un cálculo muy conservador, y
le ofrezco hoy a la comunidad internacional la cooperación para que se salven todos los años no menos de 25 000 vidas, y la inmensa mayoría niños. Si no se hace eso en el mundo, ¿cuál será su destino?

Nosotros tenemos ese personal humano. No es un costo económico, es un costo humano. Tenemos a los hombres y mujeres capaces de llevar a cabo ese programa. Si se dignan a considerar estas palabras, esta proposición, que se comuniquen con nosotros cuando lo deseen, para que inmediatamente se pueda hacer un estudio de qué hace falta en ese país para salvarlo, y hace falta, desde luego, médicos y medicamentos.

Espero que comprendan que no deseamos protagonismo alguno, pues todo estaría subordinado a la OMS y que no vamos a adoctrinar absolutamente a nadie, porque es difícil adoctrinar a un niñito de seis meses, de un año, dos, tres, cuatro, cinco, seis y siete en cuestiones de marxismo-leninismo, o en teorías sobre comunismo, o en subversión política. Eso no lo han hecho jamás nuestros médicos en las decenas de países del Tercer Mundo donde han estado y salvado incontables vidas.